Sobrevolamos Palencia, situada en la llanura de Tierra de Campos, a orillas del río Carrión, sorprende su preciosa Catedral y sus puentes sobre el río.
A primera hora de la mañana quedamos para montar el globo junto al resto de personas con las que compartiremos esta fantástica experiencia. La llama del quemador da vida al globo que toma forma y está listo para volar. Los pasajeros van subiendo a la cesta y después de unas recomendaciones básicas por parte del piloto, el globo asciende muy suavemente dispuesto a enseñarnos ciudades, pueblos, campos, viñedos y rincones mágicos. Se respira tranquilidad, emoción, no hay movimientos bruscos y el tiempo pasa volando.
Una vez en tierra, almorzaremos en plena naturaleza, unas tablas de queso, jamón, torreznos, pan reciente, frutos secos y demás viandas típicas de nuestra tierra nos esperan y como colofón un brindis con nuestro vino en copas de cristal y la entrega a cada uno de los participantes del diploma de bautismo de vuelo.
Han transcurrido tres horas y media desde que nos vimos a primera hora y parece que hay un antes y un después del vuelo, ya que ahora llevamos cargada nuestra memoria de grandísimos recuerdos e imágenes y la sensación de haber vivido una experiencia única que no olvidaréis jamás!
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